Se ha celebrado en el Instituto de Ingeniería de España una jornada, organizada por la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos y la Fundación Foro Agrario, sobre los efectos que la guerra de Rusia contra Ucrania, que ha sido seguida de forma presencial y telemáticamente por más de 600 personas.
Ha sido el segundo debate que ambas instituciones han organizado, en menos de un año, dada la gravedad de la situación y de las repercusiones que para el sistema agroalimentario español y europeo, se intuía entonces y se ha constatado después, está teniendo la lamentable aventura bélica.
Prácticamente los mismos ponentes de la primera Jornada han confirmado en su intervención en la segunda lo que de forma más intuitiva concluyeron en la primavera de 2022:
– Jaime Lamo de Espinosa, Exministro de Agricultura y Catedrático Jean Monnet, volvió a reiterar su opinión de que la Unión Europea y la OTAN debieron ser más diligentes para integrar, en su momento, al estado agredido dada la peligrosa deriva que se estaba produciendo en la Rusia del autoritario Putin. Recordó al respecto su artículo de 2008 en la tercera del Diario ABC -“Otra visión del conflicto entre Rusia y Georgia”– donde advertía de lo que luego significó la anexión de Crimea y la Ciudad de Sebastopol en 2014 y a partir del 24 de febrero de 2022 la invasión de Ucrania.
-Ucrania es un gran productor de alimentos, en base a sus excelentes condiciones edafoclimáticas (suelos negros y pluviometría alta) y a un sector agrario potente. En consecuencia, un gran exportador de materias primas alimentarias de las que España adquiría, por ejemplo, el 50 % del maíz que exportaba. La guerra ha dificultado las siembras, radicalmente en los territorios ocupados por Rusia, y en consecuencia la salida de estas materias primas.
-Las entregas de cereales ucranianos se suspendieron por el bloqueo de los puertos ucranianos por parte de Rusia. Esto provocó un fuerte aumento de los precios. A mediados de mayo, los precios del trigo y el maíz habían subido a niveles sin precedentes, con graves consecuencias, especialmente en África, Oriente Medio y Asia, donde la pandemia del coronavirus y sus consecuencias ya habían empeorado la situación alimentaria.
-España ha sabido aprovechar muy bien las ventajas de un comercio mundial activo y en lo que va de siglo nuestra balanza comercial exterior agroalimentaria es muy positiva y no deja de crecer. Somos una potencia mundial agroalimentaria y no pude ni debe bajar el esfuerzo para seguir siéndolo y contribuir a solucionar el reto alimentario global que afrontamos.
-Nuestra potencia productora está vinculada al regadío como lo está la de la mayoría de los países que se han de enfrentar a los problemas de la seguridad alimentaria con afección del cambio climático.
-Juan Antonio Moliner. General de División. Ex Subdirector General del Instituto Universitario “General Gutiérrez Mellado” de la UNED, analizó las justificaciones con las que Rusia trataba de justificar su acción bélica, la supuesta amenaza existencial ante la ampliación de la OTAN, la pugna entre democracias y autocracias, así como los fundamentos jurídicos (“ius ad bellum et ius in bello”) y las consecuencias que para los impulsores podrían derivarse de la hipotética acción del Tribunal Penal Internacional.
-Para el General Moliner los mecanismos de seguridad y disuasión no han funcionado y sus consecuencias, el desastre humanitario, destrucción de infraestructuras y daños económicos son palpables, enfrentándonos a un nuevo orden internacional bipolar, con las hegemonías de Estados Unidos y China y, por supuesto, al hipotético pero posible peligro que se cierne sobre Europa de que el conflicto pudiera escalar hasta el empleo de armas nucleares tácticas por parte del agresor.
-Samuel Juárez, Vocal Asesor en la Secretaría General de Agricultura y Alimentación del MAPA, hizo una documentadísima exposición de la situación del sistema alimentario mundial en el año 2022, en relación con el impacto de la Guerra en Ucrania: Evolución de los precios de energía y fertilizantes, los precios de los alimentos, la producción agraria en Ucrania y en el mundo y las exportaciones de Ucrania a través de los Corredores Solidarios e Iniciativa de cereales del Mar Negro.
-Samuel Juárez, destacó que los esfuerzos de la Unión Europea, y de Naciones Unidas han posibilitado la exportación de alimentos desde Ucrania y con ello han paliado la crisis alimentaria, que se cernía sobre los países pobres deficitarios en cereales.
-Las buenas cosechas a nivel global han contribuido a amortiguar los efectos de la caída de las producciones y de las exportaciones ucranianas.
-Los intercambios de alimentos y, por lo tanto, el comercio internacional son por lo tanto imprescindibles para mejorar la seguridad alimentaria.
Y una conclusión asumida por todos es que la seguridad alimentaria regresa a la primera línea de la política, de donde nunca debió haber salido, y que, si bien son necesarios algunos ajustes en los sistemas alimentarios para contribuir a alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible, deben planificarse teniendo en cuenta la necesidad de seguir aumentando la producción de alimentos.
En la mesa, coordinada por el Catedrático Emérito de Comercialización Agraria, Julián Briz, participaron:
-Paloma Pérez. Secretaria General de la Asociación Nacional de Fabricantes de Fertilizantes de España. (ANFFE).
-Andrés Gómez Bueno. Vicepresidente de la Asociación Europea de Almacenistas Profesionales en puerto (Unistock Europe) y Presidente de Unistock España.
-Jorge de Saja. Director General de la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales. (CESFAC).
-Tomás Rojas. Director de Finanzas de las Cooperativas Agroalimentarias.
Tras breves intervenciones de cada uno de los ponentes, siguiendo un esquema propuesto por el moderador, se entró en un ágil debate, a un nivel muy cercano a la realidad de cada sector, sobre el impacto en cada uno de ellos en la Guerra de Ucrania: la industria de los fertilizantes, la logística portuaria tan vital para el comercio de las materias primas alimentarias, la industria de los piensos compuestos para animales, el sector del vacuno de carne y el papel de las cooperativas agroalimentarias, en esta coyuntura.
-Como consecuencia de la guerra el precio de la energía en forma del gas creció de manera súbita, así el millón de tbu (Unidades térmicas británicas) subió desde los 30 $ USA hasta los 70 $, cifra que se alcanzó en el mes de agosto, para volver a bajar en los meses siguientes. A esos precios del gas las fábricas europeas dejaron de fabricar abonos nitrogenados. La contracción de la oferta hizo que los precios subieran y con ellos los de otros fertilizantes; como también lo hicieron los de los combustibles para la maquinaria, para el transporte, la energía eléctrica esencial para los regadíos y para toda la industria agroalimentaria y cuyo precio se vincula a la del gas. En definitiva, la inflación se ha disparado en España y en toda Europa.
-Gracias al efecto combinado de la eficiente estructura logística de los Almacenistas profesionales, disponible en nuestro territorio, y a la gran flexibilidad frente a las crisis de la industria de piensos para animales, ésta se ha visto afectada por el encarecimiento de las materias primas, pero ha evitado el desabastecimiento buscando y encontrando otras fuentes de materias base para sus procesos fabriles. En estas circunstancias, más que el posible desabastecimiento, la industria manifestó su preocupación por los negativos efectos de las regulaciones que emanan de la Unión Europea, sobre la producción animal.
-Para sectores como el vacuno de carne, y también para el vacuno de leche, la subida de los precios de los piensos ha venido a ser una dificultad añadida a una situación difícil arrastrada desde hace tiempo, que motiva que desaparezcan explotaciones en una actividad que se siente atacada desde diferentes ámbitos, pero fundamentalmente, y coincidiendo con lo expuesto por el representante de las industrias de piensos, desde el regulatorio, siguiendo las nuevas tendencias alimentarias que irrumpen bajo el impulso de poderosos lobbies.
-Las cooperativas agroalimentarias que representan un tejido empresarial de gran valor en el medio rural y en ocasiones único, en gran número de municipios de la España vaciada, se han visto afectadas de manera desigual por la guerra en Ucrania, y son, sin duda, las que pueden garantizar la continuidad de la producción agraria ante la falta de relevo generacional en muchas de las explotaciones actuales. Y este proceso podría constituir una oportunidad de modernización y de incorporación del mundo rural a la actual revolución tecnológica.